Quiero que mis hijos se valoren
- mmichans
- 16 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 jun 2020
Si tan sólo animamos a nuestros hijos a que realicen aquellas tareas que saben que hacen bien estamos limitando muchas posibilidades y aprendizajes; que se arriesguen, exploren, sean creativos, se equivoquen, perseveren… que CREZCAN.

Supongo que como padres todos estamos de acuerdo en que queremos que nuestros hijos se valoren positivamente y tengan seguridad y confianza en si mismos. No cabe duda de que para alcanzar el éxito, el equilibrio y el bienestar personal, además de los conocimientos y comportamientos que lleguen a consolidar, es sumamente importante el concepto que de si mismos vayan elaborando.
"Todo mensaje que empieza con el SER, afecta al SER".
Como padres tenemos un impacto muy decisivo a la hora de determinar la alta o baja autoestima de nuestros hijos. Gota a gota con nuestra actitud y palabras, vamos forjando pensamientos y creencias que determinan y condicionan sutilmente la idea e imagen que nuestros hijos acaban teniendo sobre si mismos. “No lo puedes hacer, nadie en nuestra familia ha hecho montañismo”, “No eres lo suficientemente fuerte como para hacer esta tarea”, “Eres como tu padre que nunca se le han dado bien los números”. Esto es lo mismo que decirles: “No eres capaz de…”
Muchas veces pensamos sobre el concepto que nosotros tenemos de nuestros hijos. También nos preocupamos por lo que piensan los demás (amigos, profesores) de nuestros hijos. Sin embargo, ¿Nos preocupa averiguar qué piensan ellos mismos de si mismos? Es decir, ¿Sabemos si se sienten inteligentes? ¿Están
cómodos con su aspecto físico? ¿Se sienten capaces de emprender cualquier tarea que se propongan? ¿Se tienen por personas merecedoras de afecto y aprecio? ¿Creen en si mismos?. ¿Cómo podemos animar a nuestros hijos a que miren en su interior y aprendan a verse como seres únicos, valiosos e
importantes?
Desde "Emocionados por educar" sugiero que tengáis presente lo siguiente:
1) Llegamos a ser lo que pensamos; nuestros pensamientos condicionan nuestros sentimientos y nuestra forma de comportarnos. Así pues determina nuestra propia imagen.
2) Es mejor elogiar que criticar.
3) Cada niño es un individuo completo y único. Así debemos tratarlos. No como alguien incompleto que no llegará a ser completo hasta que llegue a la edad adulta. Tu hijo es único no lo compares con nadie, ni siquiera contigo mismo. ¿Te
gusta que te comparen? A él tampoco.
4) La autoestima se gana asumiendo responsabilidades y aprendiendo a confiar en uno mismo haciendo las cosas que te corresponden. Dales oportunidades de ser responsables y de que tomen decisiones. ¿Para que hacemos cosas que
ellos pueden hacer perfectamente?
5) Tu hijo no es lo que hace. Es mejor decir “Carlos está siendo tozudo o se está comportando de una manera tozuda” que “Carlos es tozudo”. Podríamos preguntarnos: ¿Siempre, siempre, siempre y en todo momento Carlos es tozudo?...

Un niño que se equivoca en sus operaciones de matemáticas no es un fracaso. Está practicando matemáticas en un nivel determinado (aunque sea bajo o muy bajo) y en un momento específico de su vida (a los 8 años). ¿Significa eso que afecta a su “ser o entidad” y no puede cambiar o ser distinto en otro momento?
¿Qué os parece si animamos a nuestros hijos a hacer cualquier tipo de tarea? Si lo hacen bien, ¡fantástico! Y si no les ha salido tan bien ¡Qué bien pues lo han hecho! Algunas cosas las harán mejor que otras y así descubriremos sus talentos… aún así siempre será mejor y más divertido ser un ciclista mediocre que estar sentado
viendo como los demás montan en bici. Mejor lanzarles el mensaje de que la vida vale la pena disfrutarla como protagonista y no como espectador.
Lucas Puig
Psicólogo General Sanitario
Psicopedagogo
Nº Col. 25137
Equipo de "Emocionados por educar"
Comments